domingo, 27 de enero de 2008

Inversión en capacitación

Aumentar la inversión eficiente en plazas jerárquicas para que las capacitaciones no fracasen

Los responsables de realizar las capacitaciones, por norma y función, son los directivos de cada institución educativa. Sólo ellos pueden capacitar realmente, no mediante conferencias, sino a través de la práctica; no en un solo evento, sino tantas veces sea necesario; no a veinte, cien o doscientos profesores al mismo tiempo, sino uno a uno; no abandonándolos después de la “capacitación”, sino acompañándolos diariamente en la aplicación práctica en el aula de clase; no evaluándolos masiva y ocasionalmente, sino en cada instante del trabajo pedagógico diario, apoyándolos, asesorándolos, motivándolos permanentemente.

Desde hace muchos años el gobierno central, los municipios y las ONGs han gastado grandes cantidades de dinero en capacitaciones para los docentes. Por ejemplo, después de la evaluación censal, se ha capacitado a una parte de los docentes que participaron en ese examen. También los docentes, por su cuenta y con su poco dinero, se preocupan permanentemente de participar en diversas capacitaciones. A pesar de estos esfuerzos y la gran cantidad de dinero gastado, los resultados en términos de mejoramiento de la calidad del desempeño docente o en resultados en aprendizajes de los estudiantes, son clarísimamente nulos.

Sin entrar en mayores discusiones conceptuales, se entiende que capacitar es desarrollar en los profesores potencialidades para lograr mayores y mejores aprendizajes en sus estudiantes, adaptándose a las circunstancias propias del estudiante, del tema, del tiempo, del medio ambiente, social, cultural, etc., partiendo de un dominio teórico práctico de los contenidos y de procesos curriculares.

En contraste con esta idea básica, lo que se hace en los eventos de capacitación, es brindar exposiciones, discursos o presentaciones teóricas. El profesor participa como oyente y, los más empeñosos, como tomadores de apuntes. Esta es una de las razones del fracaso de estas iniciativas.

La verdadera capacitación es un proceso relativamente largo cuya duración depende de la complejidad de la capacidad a desarrollar. Por ejemplo, la capacidad para hacer un uso óptimo de la pizarra se desarrollará en varias sesiones distribuidas en el tiempo según las teorías que las sustenten (memorias de corto y largo plazo, por ejemplo) y sus estrategias correspondientes.
Por el contrario, las capacitaciones que realiza el ministerio son de un solo acto, un único evento, con lo que nuevamente se garantiza el fracaso.

Siguiendo con el ejemplo, para que los docentes puedan alcanzar un dominio en el uso de la pizarra se requiere que practiquen en diversas circunstancias, con varios temas preparados o improvisados, que el experto capacitador maneje instrumentos minuciosos que lo guíen en el asesoramiento personalizado del desarrollo de la capacidad de cada profesor.
En las capacitaciones organizadas por el ministerio de educación el capacitador trabaja con treinta y hasta más de un centenar de participantes en un tiempo limitado a unos pocos días, situación que hace imposible la orientación y asesoramiento personalizado. Por eso fracasa la capacitación.

Cuando un docente ya logró desarrollar la capacidad, se requiere acompañarlo en la práctica educativa diaria y por varios meses, en su aplicación práctica y cotidiana, en las áreas, grados y sesiones a su cargo, hasta que la capacidad se convierta en una habilidad automática y eficiente. Y aún después de años, se requiere evaluar al profesor en esa capacidad y retroalimentarlo según los resultados (este es el verdadero sentido de una evaluación formativa, no punitiva ni demagógica como la planteada en la Ley 29062).

Ninguna de las capacitaciones organizadas por el Estado siquiera ha intentado algo parecido. Por eso el Perú figura entre los últimos lugares en educación.
Toda capacitación, para ser tal, debe partir del Proyecto Educativo y del Proyecto Curricular de cada institución. Las capacidades que se requiere promover en los profesores de un colegio cuyo objetivo es el desarrollo de las inteligencias múltiples no son las mismas, que las habilidades que se quieren desarrollar en docentes de otra institución cuyo objetivo es la vinculación con la producción, la empresa y la economía local. (Este detalle es mucho más importante y requiere de un tratamiento posterior más amplio).
Y ¿qué correlación existe entre las capacitaciones masivas con la diversificación? Ninguna. Al ser estos eventos masivos, no pueden vincularse de ninguna manera a los PEI y PCI de cada institución. Por eso, estos eventos costosos para el Estado, no tienen ningún impacto en el mejoramiento del servicio educativo.

Los responsables de realizar las capacitaciones, por norma y función, son los directivos de cada institución educativa. Sólo ellos pueden capacitar realmente, no mediante conferencias, sino a través de la práctica; no en un solo evento, sino tantas veces sea necesario; no a veinte, cien o doscientos profesores al mismo tiempo, sino uno a uno; no abandonándolos después de la “capacitación”, sino acompañándolos diariamente en la aplicación práctica en el aula de clase; no evaluándolos masiva y ocasionalmente, sino en cada instante del trabajo pedagógico diario, apoyándolos, asesorándolos, motivándolos permanentemente.

Esta tarea de capacitar en realidad no es difícil, pero como todo lo bueno, es costosa. Y no se trata de transferirle millones de soles a la ONG de algún(a) congresista u otro personaje influyente para que capacite profesores (error demostrado hasta el hartazgo). Se trata de tomar medidas como las siguientes:

  • Descongestionar las funciones administrativas asignadas a los directivos y concentrar su trabajo en la tarea pedagógica: motivar, organizar, capacitar, evaluar, supervisar, monitorear, asesorar, a los profesores.

  • Triplicar el número de plazas de subdirectores pedagógicos para que, por delegación de funciones, ellos puedan realizar las funciones indicadas arriba. Actualmente solo tienen plaza de subdirector pedagógico los colegios con más de veinte secciones. Dada la complejidad de la tarea educativa moderna, es necesario que exista un subdirector pedagógico por cada ocho o diez secciones de cada nivel. Sólo así se podrá mejorar la calidad educativa.

  • Restituir las plazas, funciones y cargos de asesores de área o especialidad.

  • Reconocer el trabajo de planificación, organización, coordinación, evaluación e innovación que los docentes realizar como una función para la cual se debe destinar tiempo en la vida institucional y por tanto, debe ser explícitamente remunerada. No es posible que, con la malentendida idea de la eficiencia en el gasto público, solo se pague las horas “efectivas” de clases. Esto promueve implícitamente la improvisación puesto que no reconoce para efectos de pago el tiempo destinado a la planificación y a las demás funciones indicadas.

En pocas palabras, las capacitaciones fracasaron y fracasarán mientras la sigan improvisando políticos o “expertos” no vinculados a las instituciones educativas y a sus proyectos estratégicos institucionales. Sea dicho con letras mayúsculas: PARA QUE LAS CAPACITACIONES NO FRACASEN, DEBEN SER REALIZADAS POR LOS DIRECTIVOS DE LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS.

Y ¿Quiénes capacitarán a los directivos?
Los directivos deben ser capacitados por un ejército de especialistas reclutados de entre los mismos profesores y directivos a través de una verdadera Carrera Pública Magisterial por cargos (no por niveles virtuales). Se dice ejército, porque es necesario que se incremente drásticamente el número de plazas de especialistas en los órganos intermedios. No es posible que sólo existan, en promedio en cada órgano intermedio, diez especialistas por cada cinco mil profesores o por cada quinientos directivos. El ratio directivo – especialista no debe ser menor de veinte para garantizar resultados positivos.

Todas estas medidas requieren un viraje en las políticas educativas y un aumento considerable de la inversión en el sector, lo que no ha ocurrido en el 2008 como en los años anteriores. Amigo lector, si el gobierno no incrementa el presupuesto ni un punto del PBI al año, conforme al Acuerdo Nacional ¿usted cree que está comprometido con el mejoramiento de la educación? Evidentemente, No.