sábado, 29 de diciembre de 2007

ESPECIALISTA EN EDUCACIÓN

Hace algunos años, un número reducido de técnicos del Ministerio de Educación eran educadores de aula, destacados a esta sede por sus cualidades profesionales y estudios especializados. Otros, eran contratados pero con licencias sin goce en sus plazas de origen. Así convivían diversos profesionales de diversas áreas con educadores de escuela. Sin embargo, había una diferencia en cuanto a sus pagos. Los destacados ganaban su sueldo más un adicional con lo que se aproximaban a lo que ganaban los contratados (que en total, siempre ha recibido más). Con el tiempo la diferencia se fue ampliando en detrimento de los educadores de colegio destacados.

Luego, se emitieron algunas normas que obligaban a los educadores a renunciar si querían seguir laborando en el Ministerio de Educación. Como el sueldo de consultor contratado era interesante (arriba de los tres mil soles), todos renunciaron a sus nombramientos (a propósito, la mayoría de ellos ya fueron despedidos en este gobierno aprista).

Paralelamente, el sueldo de los educadores destacados en los órganos intermedios (unidades de gestión local y regional) prácticamente era recortado poco a poco durante el gobierno de Toledo, ya que los aumentos otorgados, no eran efectivos para los que no estuvieran en aula. En provincias, este congelamiento de los sueldos ha sido compensado con el plus, que en algunos casos, duplica el sueldo total. Sin embargo, en Lima y algunas regiones más, estas medidas han sido desastrosas para la economía familiar de los educadores destacados que trabajan como especialistas en las UGELs y las DRE.

También ha sido desastrosa para la gestión educativa la consecuente renuncia paulatina de los buenos educadores, quedándose en los órganos intermedios los que, como dice la voz popular, han salido de las escuelas con problemas o los jóvenes que quieren hacer mérito y pueden hacerlo ya que sus padres aun los mantienen.

Hasta aquí resultan interesantes dos efectos de estos meneos en el MED. El primero, en términos de resultados concretos, se ha sellado herméticamente la posibilidad de que los educadores de aula puedan, en función de sus méritos, contribuir en la alta dirección pedagógica del sistema educativo. El segundo, se ha cortado imprudentemente la única posibilidad de producir conocimientos científicos: el constante feedback entre teoría y práctica.

Carrera Pública Magisterial por cargos.
Las personas competentes, para no hablar ya de profesionales, han forjado sus conocimientos en la fragua de la práctica extensa e intensa. Los creadores del currículo en el Perú, con honrosas excepciones, nunca han “facilitado” aprendizajes a cuarenta niños de Comas, La Molina, Chupaca o Pozuzo, (o lo han hecho hace tanto tiempo que su experiencia resulta obsoleta e irrelevante para su producción). Esta es la razón de la incompetencia de consultores y especialistas del Ministerio de Educación (no se trata de asignarles un adjetivo, sino de una fría conclusión objetiva ratificada por el histórico fracaso escolar).

La consecuencia incuestionable es que en los varios lustros que han permanecido en el MED no han cambiado la situación paupérrima de la educación en el Perú, al punto que el gobierno de Montesinos-Fujimori ocultó los resultados de evaluaciones internacionales comparativas (PISA). Sin embargo, así como no son responsables los profesores que el Perú ocupe uno de los últimos lugares en comprensión lectora y matemáticas, tampoco lo son los consultores, porque, como ellos bien lo saben (pero no lo dicen por cuidar sus contratos), la educación es multifactorial y ellos solo controlan, a medias, uno de esos factores.

No se propone que los gorditos blanquiñosos lingüístas, ingenieros, biólogos, matemáticos, etc. sean cambiados por flacos trigueños maestros de aula. Pero, ¿por qué tenerles miedo? ¿por qué no abrir las compuertas? Estas prohibiciones son contrarias a la competitividad, igualdad de oportunidades, acceso a los más capaces a altos cargos, supuestas razones con las que promueven la CPM (que debe ser no solo por niveles sino por cargos). ¿Quiza el Perú sigue siendo un país discriminador? ¿Por qué el "sargento de segunda" de la educación no puede llegar a ser, no diré General, por lo menos "Coronel pedagógico", si es capaz?

Así, amigo lector, concluimos que en el Perú hay una injusta y soterrada prohibición a los educadores de aula que les impide acceder a altos cargos técnicos de acuerdo a sus capacidades y méritos. Esta prohibición de facto es doblemente injusta porque impide que los buenos educadores de aula, aportando sus conocimientos y sobre todo sus experiencias, construyan junto con otros profesionales, ciencia pedagógica. Y además, y esto es lo más grave, impide que la educación nacional mejore; las evidencias son los resultados negativos mostrados por las evaluaciones internacionales.